A raíz de la pandemia que tiene como protagonista al COVID-19, mucho ha cambiado en nuestra rutina diaria. A partir de las medidas de aislamiento social promovidas en una gran cantidad de países como medida para prevenir el avance acelerado en la tasa de contagios, las personas se han visto obligadas a realizar muchas de sus actividades diarias de manera remota, como trabajar (aquellos que pueden hacerlo remotamente), estudiar o recrearse. En este contexto, una problemática que según diversas fuentes y de distintos países ha incrementado durante el período de cuarentena son los casos de Grooming.
Varios países han señalado que durante esta etapa el tráfico de Internet se ha incrementado. En este sentido, datos de la Cámara Argentina de Internet demustran que el aumento en el tráfico de Internet creció un 25% durante los primeros días de haberse decretado el aislamiento social preventivo y obligatorio. Algo similar ocurrió en España, con un incremento que varía entre el 25% y hasta el 90% según datos proporcionados por diferentes compañías que ofrecen servicio de Internet en aquel país. Por su parte, en México el crecimiento se estima que ha sido en el entorno del 40%.
Y junto a este crecimiento en el tráfico de Internet, algo que lamentablemente también creció durante el período de confinamiento son los casos reportados de Grooming. En Argentina, por ejemplo, según informó el Ministerio Público Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires (MPT) las denuncias por casos de grooming aumentaron en un 30%. Según publicó a través de su cuenta de Twitter el abogado especializado en delitos informáticos Daniel Monastersky, los ciberdelitos en Argentina crecieron un 500% durante la cuarentena, estando los casos de grooming, la explotación sexual infantil y la difusión de imágenes íntimas entre los delitos más reportados. En España por su parte, la Guardia Civil detectó un crecimiento del 507% en el tráfico de videos pedófilos.
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Como era de esperarse, en tiempos de confinamiento como el que estamos atravesando, para la mayoría de las personas se torna casi en obligatorio estar conectado a Internet, y los más chicos no son la excepción. Esta hiperconectividad reportada aumenta el riesgo de exposición a los acosadores, lo que ha llevado a que en países como Argentina, Chile o España, entre otros, se hayan lanzado campañas que buscan prevenir casos de grooming durante la cuarentena.
Ante este contexto que no hace más que poner de manifiesto una problemática que existe más allá de este particular momento que estamos atravesando, cabe destacar que varios países han elaborado material de difusión para concientizar sobre esta problemática. En Argentina, por ejemplo, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos difundió guías didácticas que abordan la problemática del grooming con el objetivo de concientizar y prevenir estas situaciones en el contexto del aislamiento social. Similar es el caso de España, donde desde el IS4K ha promocionado campañas de concientización y difundido una guía de actuación sobre el ciberacoso para padres y educadores. En Chile también se hizo referencia sobre esta problemática en estos tiempos de pandemia.
La difusión de información acerca de cómo abordar esta problemática sigue siendo escaza en relación a la cantidad de delitos y nivel de conocimientos de los ciudadanos promedio. Asimismo, no todos los países cuentan con planes concretos para hacerle frente al grooming y en algunos casos ni siquiera está contemplado dentro de la propia legislación.
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Tal como explica la fiscal Daniela Dupuy, a cargo de la unidad fiscal especializada en delitos y contravenciones informáticas correspondiente al ministerio publico fiscal de Argentina, en su manual de procedimiento para combatir el cibercrimen en cuarentena, los delitos como el grooming (acoso y abuso sexual de niños/as y adolescentes por medios cibernéticos) no son nuevos, aunque a cada hora se tecnifican y especializan más a partir de los cambios de comportamiento de las sociedades y las tecnologías.
Lamentablemente, estas prácticas se basan en comportamientos que se han dado históricamente en las sociedades y debemos comprender que forman parte de la naturaleza humana. Lo mismo podríamos decir de prácticas como el phishing (fraude mediante el cual se apoderan de información confidencial de la víctima o suplanta su identidad para engañar a los usuarios y robar información sensible), pues también responde a conductas humanas por demás conocidas que a lo largo de la historia que han ido evolucionando e interpelando a las sociedades desde su punto de vista ético, moral, político, tecnológico, e incluso médico.
En este sentido, en la actualidad se hace evidente que el soporte (tecnológico) mediante el cual se ejecutan este tipo delitos crece y se adapta muy rápido a las necesidades de los cibercriminales, o por lo menos lo suficiente para que muchos que no conocen las tecnologías y sus funcionamientos queden al margen de un abordaje sano, seguro y responsable.
Una problemática que necesita del esfuerzo de todos
Por otra parte, el avance exponencial de la tecnología propone un glosario que hoy circula entre los cibernautas que muchas veces resulta poco claro y/o que no logra darle visibilidad a la problemática, ya sea por la universalidad de la lengua angloparlante que deja afuera a muchos no angloparlantes, o bien por una cuestión generacional que deja a muchas personas al margen de su comprensión. Pese a esta situación, si bien existen estupendas iniciativas desde algunos gobiernos y organizaciones que realizan campañas de educación y concientización, la difusión sigue siendo poca, obligándonos a los individuos a tomar el desafío aprender y educar como algo personal; a poner las cosas en contexto, y a ponernos en contexto, reconociendo nuestras vulnerabilidades y aportando nuestro conocimiento al resto.
Aunque una vieja frase dice que el viento llega sin pedir permiso, es cierto que se hace evidente la necesidad de un aumento de la educación y concientización respecto al tema, sin dudas la responsabilidad es de todos, y hay muchos factores que abordar. La exigencia que propone la tecnología es un hecho para usuarios y profesionales, como así también es un hecho que la justicia de los países requiere más herramientas de hecho y derecho para abordar estas formas de criminalidad que avanzan y se superan a sí mismas en forma constante.
Conclusión
Sin dudas, la gran conclusión es la evidente necesidad de capacitarnos; que necesitamos comprender para poder protegernos y acompañar de la mejor manera a quienes tenemos a nuestro lado. Asimismo, comprender también que más allá de este particular momento de hiperconectividad, que sin dudas genera un escenario propicio para los abusadores, cualquier chico está expuesto a ser víctima de grooming.
Evidentemente, este tipo de delitos no conoce de tendencias ni de modas. Estas prácticas suceden a diario y podemos afirmar que la lucha difícilmente acabará, ya que como lo hemos destacado antes, lamentablemente son conductas propias de nuestra especie, y en todo caso, podemos aspirar a estar lo más a la altura de la situación spara enfrentarlas. Hoy, siendo optimistas, podemos soñar con que se logre cierta homogenización de las generaciones y estados que nos permitan disfrutar de una mayor igualdad y estabilidad; aunque debemos asumir que llegado ese momento probablemente surja algún nuevo evento que interpele nuevamente nuestras bases de conocimientos y reglas de convivencia, obligándonos nuevamente a reflexionar sobre nuestros conocimientos, sobre nuestros comportamientos, y cuán importante y necesario es el acto de aportar desde lo individual. Por lo tanto, comprender nuestro rol, informarnos y ser responsables al informar resulta muy importante. Cada uno de nosotros solo es un ladrillo que compone este inmenso castillo en el cual convivimos, pero a ese castillo lo construimos entre todos y tarde o temprano todos necesitamos del otro.
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Tomado de Welivesecurity